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Pedro Sánchez y Yolanda Díaz
Pedro Sánchez y Yolanda Díaz GTRES

Sé que es un tema manido, pero resulta complicado ignorarlo cuando precisamente hace unas semanas que se aprobó la sexta subida del salario mínimo interprofesional (SMI) del gobierno de Pedro Sánchez. Se trató de establecer conversaciones (esta vez sin relator internacional) para conseguir un acuerdo entre patronal, sindicatos y gobierno, pero no hubo entente cordiale, y además se castigó a la parte que no aceptó hincar la rodilla en tierra, penalizando a los empresarios con un punto más de incremento, que quedó finalmente en un 5%, frente al 3,1% de subida del IPC.

Como siempre, es mejor quitarle carga ideológica al tema y evaluar cómo han evolucionado las magnitudes económicas desde que empezó la crisis financiera, pasando por el momento de la investidura de Pedro Sánchez como presidente del gobierno (2018-Q2). Empezaremos, para centrar el tema, por recordar cuál es la estructura del mercado laboral español:

Estructura laboral
Elaboración de Miguel Córdoba a partir de datos del INE y del Instituto Nacional de la Seguridad Social

Como aspectos destacados podríamos señalar los siguientes:

  • Se han duplicado el número de perceptores del Salario Mínimo Interprofesional (en adelante “SMI”), desde que comenzó la crisis financiera, y especialmente desde que se han producido las continuas subidas del SMI durante las legislaturas de Pedro Sánchez.
  • Se han incrementado en un 171% los trabajadores fijos discontinuos durante dichas legislaturas, debido al cambio laboral en la legislación, lo cual distorsiona bastante la realidad del mercado laboral español.
  • El número de autónomos y de asalariados del sector privado distintos de los de los dos puntos anteriores han disminuido en 400 y 1.800 miles respectivamente en los últimos quince años, es decir que, si quitamos a los mileuristas y los fijos discontinuos, en España trabajan 2,2 millones menos de trabajadores con salarios superiores al SMI y, en buena parte, con jornada de trabajo continuada.
  • El número de empleados públicos se ha incrementado en 476 miles durante las legislaturas de Pedro Sánchez, un 15% más que cuando Rajoy dejó de ser presidente.
  • Si no fuera por el aumento de los empleados públicos y la incorporación “cosmética” de los fijos discontinuos, en España trabajarían hoy un millón de personas menos que hace quince años, a pesar de que la población ha aumentado en 2,6 millones de personas.
  • El número de jóvenes de 16 a 29 años que ni trabaja ni estudia (los llamados “ninis”) es de 1.156 miles, de los cuales 624 miles están registrados como parados, es decir, que estarían buscando empleo, pero 532 miles ni siquiera se han apuntado al paro.

Si abundamos en la distribución por sectores económicos, podemos sacar también otras conclusiones a partir del cuadro siguiente:

Estructura de la actividad del mercado laboral
Elaboración de Miguel Córdoba a partir de datos del INE

El paro se centra claramente en servicios y búsqueda de primer empleo, con un 87% del total de parados.

  • El paro en el período de Sánchez ha disminuido en una cantidad igual al aumento de fijos discontinuos.
  • Si quitamos el aumento de empleados públicos y los nuevos fijos discontinuos, el incremento real de empleo productivo durante el período Sánchez sería de 752 miles de empleados, un 3,89% más, en vez del 9,83% que figura en las estadísticas oficiales.
  • Es preocupante la reducción de empleados en el Sector Primario (Agricultura, Ganadería, Pesca, etc.), con un 11,66% menos de puestos de trabajo en los últimos quince años.

Las afirmaciones anteriores las podemos corroborar si, en vez de fijarnos en el número de personas (que es monotema de nuestra Ministra de Trabajo), nos fijamos en el número de horas efectivas que se trabajan en España, y que podemos ver en el siguiente cuadro:

Evolución de las horas semanales
Elaboración de Miguel Córdoba a partir de datos del INE

Podemos observar que el número total de horas trabajadas por trabajador en España se ha reducido de 33,41 a 30,65 desde que gobierna Pedro Sánchez, es decir, más del 8%. Sin embargo, los españoles que tienen su trabajo habitual siguen trabajando, en general, el mismo número de horas. La explicación es muy clara: al haber incrementado en las estadísticas 674.000 fijos discontinuos nuevos que trabajan unas pocas horas a la semana, la jornada media se ha reducido más del 8,2%, lo cual no es representativo de la realidad laboral española, pero “cosméticamente” queda muy bien cuando se dan las cifras de ocupados en España en las ruedas de prensa de Moncloa.

La otra gran distorsión se ha producido con las anómalas continuas subidas del SMI que se han producido en nuestro país, que se ha convertido en el único país europeo que casi cumple con las recomendaciones de la Carta Social Europea, en el sentido de que el SMI suponga el 60% del salario medio, tal y como podemos ver en el siguiente cuadro:

Evolución de los salarios nominales y reales
Elaboración de Miguel Córdoba a partir de datos del INE

Vemos que el SMI se ha incrementado durante los gobiernos de Pedro Sánchez en un 54,1%, mientras que el salario medio lo ha hecho en tan solo un 11,03%, a pesar de la fuerte inflación que hemos sufrido. Si deflactamos las cifras con el IPC, observamos que, en términos reales, el salario medio ha perdido casi un 5% de capacidad adquisitiva durante los gobiernos de Pedro Sánchez, mientras que el SMI se ha incrementado en un 32%. Está claro, por tanto, el diferente trato que se está teniendo con los diferentes grupos sociales en nuestro país, y mejor no entrar en motivaciones electorales.

A pesar de todo, el incremento del salario medio es escaso en relación con el aumento que experimenta el SMI, que afecta a más de 2,5 millones de trabajadores y que hace media con el resto. El motivo es sencillo: en los últimos quince años, el número de jubilados se incrementado en un 35% en España, mientras que el número de asalariados lo ha hecho tan solo en un 2%. Los que acceden a la jubilación dejan el mercado laboral con salarios en torno al salario medio, e incluso superior, mientras que son sustituidos por jóvenes mileuristas que tienen pocas posibilidades de dejar de ser calificados como tales, al menos en los próximos diez o quince años.

La transferencia anterior es letal para las cuentas públicas (y de eso, seamos justos, no tiene la culpa Pedro Sánchez), ya que los jubilados pasan a cobrar sus pensiones del Estado, pero, y lo que es más importante, dejan de cotizar con sus salarios más elevados, y las nuevas cotizaciones son de mileuristas, que cotizan la mitad. Este efecto sustitución es tremendo, puesto que las cotizaciones sociales son un porcentaje de los salarios y los nuevos trabajadores cotizan la mitad que los antiguos; de ahí la insostenibilidad del sistema de pensiones español en su formato actual.

Obviamente, el problema del mercado laboral español son los bajos salarios, los cuales los empresarios relacionan inmediatamente con la baja productividad de los trabajadores españoles, lo cual, aun siendo cierto, tiene que ser necesariamente matizado.

Estructura de la productividad
Elaboración de Miguel Córdoba a partir de datos del INE
  • De entrada, vemos que el número medio de horas semanales trabajadas es menor en 2023 que en 2008 (-4,73%), lo cual corrobora nuestra apreciación de la “cosmética” de las cifras, puesto que el número de ocupados se ha incrementado en 527.000 (+2,54%) en estos quince años.
  • La productividad en términos reales durante los mandatos de Pedro Sánchez apenas se ha incrementado (+0,27%).
  • La ratio Salario Medio sobre Productividad en términos reales ha disminuido durante el período de Sánchez (-4,43%). Por tanto, si la productividad sube ligeramente y la ratio baja, lo que está ocurriendo es que los empresarios están aumentando sus márgenes empresariales a costa de los trabajadores. El proceso ya se inició con la reforma laboral de Rajoy, al permitir que se despidiera a los padres que cobraban 30.000€, para que fueran sustituidos por los hijos a los que por entonces se les pagaban 10.000€, y se está agravando con el efecto sustitución antes citado de los que se jubilan por mileuristas.
  • La aportación en términos reales de cada trabajador al PIB se ha mantenido estática durante los últimos quince años (51.900 €). Sin embargo, ha disminuido en un 4,5% durante los gobiernos de Sánchez, debido a los enjuagues realizados con los fijos discontinuos.

Lo anteriormente analizado es lo que se denomina productividad del trabajo, pero habría también que considerar la productividad de los factores de producción (diferencia entre la tasa de crecimiento de la producción y la tasa media de crecimiento de los factores utilizados para obtenerla), la productividad del capital (valor añadido generado por unidad de dotaciones de capital disponibles (maquinaria, equipamientos tecnológicos, inmuebles, infraestructuras públicas y privadas) y el nivel de robotización y digitalización que es muy bajo en España en comparación con otros países europeos, debido sobre todo al elevado número de pymes y micropymes que conforman el panorama empresarial español. Estos últimos conceptos son de difícil análisis y exceden de nuestro trabajo referido específicamente al mercado laboral español.

Si nos fijamos en el número de trabajadores a tiempo completo, podemos ver que apenas se han incrementado en los últimos quince años, a pesar de que la población española ha aumentado en 2,6 millones, y el fuerte incremento en los últimos cinco años se ha debido, sobre todo a la contratación de empleados públicos y a la incorporación de los fijos discontinuos. De hecho, la cifra de incremento es de 1,9 millones de trabajadores casi igual que la del incremento general del número de ocupados.

Evolución de los trabajadores a tiempo completo
Elaboración de Miguel Córdoba a partir de datos del INE

Haciendo un poco de historia, hemos de recordar que después de la Guerra de Secesión norteamericana, los demócratas de los Estados del Sur negociaron que la población negra se contabilizara por tres quintos de persona de cara a las elecciones. Sin llegar a eso, que es, obviamente, un juicio de valor, en los tiempos actuales es más fácil contabilizar trabajadores, sin más que hacer una regla de tres entre las horas realmente trabajadas y las 40 horas que, hoy por hoy, se trabajan. Si las horas que se trabajan semanalmente en 2023 (647 millones) son inferiores a las que se trabajaban en 2008 (680 millones), es que las jornadas de 40 horas han disminuido en un 4,73%, lo que equivaldría a afirmar que en la actualidad están trabajando 980.000 empleados menos que hace quince años en jornadas de 40 horas, o lo que es lo mismo, que hay mucho trabajo de pocas horas, precario y discontinuo. Y eso no es precisamente ningún éxito.

Ahora, además, la Sra. Ministra quiere que se trabajen 37,5 horas en vez de 40 horas, con el viejo soflama de la izquierda de que se reparta el trabajo. Pero es que con la inteligencia artificial cada vez va a haber menos trabajo no cualificado, ya que lo harán los robots. En ese caso, vamos a ir reduciendo la jornada hasta que lo de trabajar sea algo anecdótico y las empresas tengan que seguir pagando los mismos sueldos. Esta revolución, más que industrial, tecnológica no será como las otras tres que fueron intensivas en mano de obra. Esta revolución cambiará el mundo como lo conocemos y muy rápidamente. No sé si estamos preparados para ello, y desde luego no lo estaremos recitando de memoria el Manifiesto Comunista de 1848, como si fuera la Biblia de los bruñidores del modelo social.

La ministra de Trabajo es una persona que tiene estilo al vestir y que cuida mucho su imagen. Por ello, pienso que habría que sugerirle que dejase los cosméticos para cuando se prepara para salir ante los medios. Las cifras de empleo no necesitan “arreglarse”; basta con que reflejen la realidad de la coyuntura económica del país. Los españoles ya somos mayorcitos y somos capaces de entender los problemas del modelo productivo de nuestro país y de que no es fácil crecer y crear empleo. Pero la solución no es hacernos creer que estamos en un Halloween permanente, disfrazando las estadísticas oficiales y diciéndonos tácitamente “truco o trato”, porque a lo mejor lo que hacemos los españoles es cerrar la puerta, por muy estiloso que sea el disfraz con el que se nos piden los impuestos…, digo los caramelos.

Miguel Córdoba es profesor de economía y finanzas desde hace 33 años y ha sido director financiero de varias empresas del sector privado.

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