
El rendimiento y la eficacia son aspectos fundamentales para el aprovechamiento de las placas solares. En este sentido, la calidad de la instalación fotovoltaica es un factor determinante, aunque no el único. La posición en la que se colocan los paneles solares influye sobremanera en el resultado final.
Por eso, vamos a explicar cómo la orientación, la inclinación y la eliminación de sombras afectan al correcto desempeño de las instalaciones solares.
La colocación de las placas solares
El objetivo de los paneles solares es claro: recibir la máxima cantidad posible de energía solar para convertirla en energía aprovechable para su uso. El sol no permanece fijo, sino que va desplazándose y, de este modo, sus rayos inciden de forma distinta en cada momento sobre cada placa solar.
Tanto es así que existen seguidores solares que se van girando conforme el sol cambia su localización con el propósito de permanecer expuestos a él al máximo nivel todo el tiempo posible.
Esta movilidad es importante para conseguir un rendimiento muchísimo mayor. Pero no es lo único que debes tener en consideración. Cómo se colocan y orientan estas instalaciones, así como su inclinación, son cuestiones decisivas en la captación de esos rayos solares.
Inclinación y consideraciones
La mayoría de los paneles solares actuales se colocan en posición horizontal. Es la mejor manera de ampliar la superficie de recepción solar y, por ello, las posibilidades de procesar esa energía en mayor cantidad.
Ahora bien, la inclinación no es un elemento aislado de todos los demás. La ubicación y la zona geográfica en donde se incluye la instalación fotovoltaica han de ser tenidas muy en cuenta a la hora de calcular su posición idónea en términos de eficacia.
Por otra parte, la época del año también afecta al resultado. Por este motivo, resulta necesario determinar en qué periodo se va a realizar un mayor consumo eléctrico. Realizado este cálculo, el propósito ha de ser priorizar esa época en cuanto a los criterios de colocación del equipo. El grado de inclinación aplicado puede mejorar la eficacia en ciertos meses del año, pero no en otros: todo depende de dónde se sitúa el sol en cada periodo.
Otro criterio aplicable cuando el consumo es homogéneo todo el año, es tomar como referencia para fijar la inclinación de los paneles el mes de diciembre. La razón es porque es el mes en el que el sol se encuentra más cerca de la Tierra, por lo que hay menos horas solares cada día. A diferencia del verano, su incidencia se realiza de manera indirecta y no perpendicular. Sacar el máximo partido energético en esta fase del año tan complicada es un buen recurso para optimizar la generación eléctrica anual.
Como referencia general, puedes considerar que la inclinación idónea de estas placas oscila entre los 20 y los 40 grados. Por supuesto, la cifra exacta depende de la latitud del lugar donde se encuentra. Así, en España las zonas del norte se aproximan más a los 40 grados; en el sur, está más cercano a los 20 o 25 grados.
Un cálculo rápido con cierta fiabilidad consiste en tomar el dato de la latitud y restarle 2,5 grados. Así, en un emplazamiento con latitud 35, la inclinación recomendable sería 32,5 grados. Con todo, los profesionales siempre pueden precisar mejor ese cálculo y relacionarlo con otras variantes e indicadores.
En relación con la orientación
La otra variable determinante es la orientación de los módulos de la instalación. En España lo mejor es orientarlos hacia el sur geográfico, el cual se puede establecer con una brújula o mediante la hora del día, pues corresponde con el mediodía de la hora solar (13 h en invierno y 14 h en verano).
La correcta orientación de los paneles no solo es importante en términos de rendimiento y eficacia, ya que favorece la optimización de la captación de la energía solar. Además de desaprovechar gran cantidad de energía potencialmente aprovechable, las células que componen los módulos se pueden ver afectadas, dañarse e, incluso, quedar inhabilitadas si no se ha calibrado bien cómo orientarlos.
Cuando una placa solar se estropea deja de funcionar y rendir durante un tiempo. Además, será preciso invertir recursos para solucionar su avería, por lo que conviene evitarlo.
A la hora de definir esta cuestión, tienes que considerar también dos influencias capitales:
- La orientación y la inclinación de la superficie sobre la que se asientan; por ejemplo, el tejado de la vivienda.
- La posible aparición de sombras sobre su zona de actividad.
Te hemos hablado anteriormente de los seguidores solares o equipos que se desplazan en relación con los movimientos del sol. Esta tecnología se aplica menos a los tejados, donde suponen un coste innecesario, que a las grandes superficies de terreno.
El problema de las sombras
¡Cuidado con las sombras! El movimiento del sol y la presencia de elementos próximos o de los propios componentes adicionales de los kits solares pueden derivar en esta cuestión que supone, desde luego, una importante merma para la productividad energética.
Calcular la orientación perfecta para asegurar la máxima generación de energía es irrenunciable. Aspectos como la nieve también influyen en esta cuestión. De este modo, los tejados con mayor pendiente favorecen que se deslice más rápidamente y minimiza su acumulación sobre los módulos.
Los profesionales de los paneles solares tienen muy claro cómo situar la instalación para sacarle el máximo partido y evitar en lo posible la proyección de sombras sobre las placas.
Una conclusión con energía
Colocar una instalación fotovoltaica en el tejado de casa o en zonas de terreno aledañas permite contar con energía propia de forma sostenible y económica.
El rendimiento y la eficacia de los paneles solares han de ser los máximos para así poder rentabilizar la inversión realizada en el mínimo tiempo. Por ello, resulta de vital importancia calcular correctamente la inclinación, la orientación y la eliminación de sombras en función de los factores que pueden afectar a las distintas placas solares.
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