
Artículo escrito por Jorge Tornero, director técnico de Geberit Iberia
Levantarse por la mañana, calzarse las zapatillas de estar en casa y, por supuesto, pasar por el baño: ver con qué cara hemos amanecido, lavarnos los dientes y darnos una buena ducha que nos reconcilie con la vida para afrontar el nuevo día. El cuarto de baño está tan integrado en nuestra rutina diaria que no nos imaginamos la vida sin él. Pero, ¿nos hemos parado a pensar cuánto ha cambiado en los últimos años?
A simple vista, puede parecer que el baño siempre ha estado en el mismo lugar y ha tenido los mismos elementos. Sin embargo, esta estancia ha evolucionado, igual que lo han hecho nuestra sociedad y sus necesidades. Si hacemos un pequeño viaje en el tiempo y nos remontamos al año 1975, veremos que solo el 57% de las viviendas principales contaban con una instalación de baño o ducha, según datos del INE (Instituto Nacional de Estadística), cuando ahora no se concibe un hogar sin un baño, o incluso más de uno.
Si profundizamos más y nos fijamos en el elemento principal, el inodoro, en ese mismo año un 17,6% de las viviendas carecía de cualquier servicio de aseo, incluido el inodoro, mientras que en el año 2001 ya prácticamente la totalidad de los hogares disponía de este servicio.
Con el paso de los años, el cuarto de baño, ha ido tomando protagonismo en el hogar y en nuestras vidas, dejando de ser un sitio de paso en el que darnos una ducha rápida por la mañana para convertirse en una estancia experiencial y de cuidado de uno mismo.
Hasta tal punto que, en este momento, se está viviendo un cambio de paradigma que deja de lado los elementos que han formado parte del baño durante toda la vida para dejar paso a nuevas tendencias como los inodoros suspendidos, combinados con soluciones empotradas que eliminan la cisterna vista.
De hecho, los hogares han dado un paso más allá, pues los usuarios ya buscan en su baño otros conceptos como una mayor sensación de amplitud, que les permita estar cómodos y disfrutarlo, sin tener que perder demasiado tiempo en su limpieza. Así los nuevos modelos suspendidos eliminan los recovecos donde se pueda acumular la suciedad para conseguir un baño más práctico, funcional y también mejor en diseño.
Por su parte, otros elementos innovadores como las cisternas empotradas permiten ganar espacio en la estancia al mismo tiempo que, con la última tecnología de descarga, aseguran un consumo sostenible al ahorrar un mínimo de 1,5 litros de agua en cada uso. Porque ahora la sostenibilidad es un aspecto por el que cada vez las familias se preocupan más, concretamente en el baño, donde el aumento del consumo de agua ha sido exponencial.
Igualmente, en línea con las tendencias que ya se siguen en muchos países asiáticos y en gran parte de los países de Europa, en España también comienza a vislumbrarse la apuesta por los ‘smart toilets’ o inodoros bidé, porque ¿quién dijo que el bidé ya no lo utiliza nadie? Nada más lejos de la realidad, este elemento del baño se ha reinventado e integrado en el inodoro, creando una solución suspendida ‘2 en 1’ que ocupa menos espacio, incorpora una luz LED para facilitar su uso durante la noche o incluso permite al usuario personalizar sus opciones de higiene íntima a través del propio smartphone.
Han sido los cambios culturales y sociales, la mayor preocupación por la higiene personal o la irrupción de la tecnología, los factores clave que han contribuido a que el baño y, concretamente, el inodoro hayan experimentado su particular revolución, pasando de ser un elemento que se escondía por vergüenza, a convertirse en una pieza vital y esencial en nuestras vidas. E incluso inteligente.
¿Quieres saber cuánto cuesta reformar un baño? Puedes calcularlo con nuestra calculadora de reformas de baños. Consulta también las mejores empresas de reformas de baños de tu ciudad.
Para poder comentar debes Acceder con tu cuenta