El estudio del que es socia, Temperaturas Extremas, fue el responsable del pabellón de España en la Expo de Dubai 2020. Atxu Amann es una arquitecta que acumula premios y reconocimientos de sus obras junto con sus socios Andrés Cánovas y Nicolás Maruri. Pero Amann no siempre quiso ser arquitecta: su vocación frustrada es medicina, aunque reconoce que le encanta ser arquitecta porque le permite trabajar de muchas maneras.
Controlaba a sus 4 hijos cuando trabajaba en casa desde la cocina, espacio desde donde tenía una visión privilegiada de todo lo que pasaba. Se declara usuaria de idealista y una caza gangas: así ha conseguido pisos a buen precio para sus hijos. Dice que en Madrid atraemos a la gente por simpáticos, no porque la ciudad tenga una política de vivienda amable.
¿Siempre quiso ser arquitecta?
No, en mi caso no es una carrera vocacional. Era como la opción fácil. De hecho, en mi casa se sorprendieron cuando elegí arquitectura, pensaban que me iba a matricular en filosofía. Mi vocación frustrada es la medicina, pero no sé por qué, en un momento dado, elegí arquitectura y he ido dejando medicina, pero sigo pensando que podría llegar a estudiar. No es una carrera vocacional pero me encanta ser arquitecta, creo que me permite trabajar de muchas maneras.

Hábleme de esta casa: cuando le planteamos la entrevista nos comentó que era una casa de VPT en Aravaca...
Esta casa fue un concurso que ganamos. Mi socio Nicolás estaba metido en esta cooperativa porque estaba buscando una casa, nosotros vivíamos en El Plantío y bueno, el caso es que no le llegaba la casa y se compró otra y cuando ya se la había comprado, como a las dos semanas, le llamaron y le dijeron que tenía la posibilidad de esta casa, que costaba una miseria entonces (17 millones de las antiguas pesetas). Que sea VPT quiere decir que el suelo lo ha puesto el Ayuntamiento y además tiene unas condiciones económicas increíbles. Y nos mudamos, yo casi me doy un tiro porque estaba feliz donde vivía. La casa evidentemente la conocía muy bien porque la habíamos hecho, pero dije que teníamos que tirar un forjado y que quería tener un doble espacio, necesitaba hacerla mía. Es este espacio donde estamos, el más visitado de la casa, todo lleno de libros y es el fruto de ese doble espacio. El estudio está justamente al otro lado del jardín, pero jamás se entra por el jardín, sales por la calle para tener la sensación de que vas al estudio. Sin utilizar coche, sin tiempo ni nada. Lo malo es que Andrés se va al estudio a veces a las 3 de la mañana pero bueno, qué le vamos a hacer…

¿Cuántos metros tiene?
No me acuerdo muy bien de la normativa de ese momento, como máximo podía tener 85 metros cuadrados creo. Es una vivienda en cuatro alturas. La gente en principio compraba 85 metros cuadrados en dos plantas, pero todo el mundo abría este otro espacio de 40 metros cuadrados y otro más arriba, que es el que está abuhardillado. Y este es el truco de las casas. Aparte tienen una condición muy bonita, está entre dos espacios exteriores, ese jardincito que conecta con el estudio y el otro jardincito de delante, que hice una especie de balsa de agua para los enanos, con lo cual térmicamente, es una casa que funciona increíble porque tiene ventilación cruzada. Nosotros ahora le hemos implementado placas solares, con lo cual el gasto es cero.
Viendo el precio que pagaron, es un chollo, pero nos contaba que es usuaria activa de Idealista y que ha ido encontrando auténticas gangas para sus hijos...
Soy súper fan de Madrid, nací aquí y me encanta pero Madrid es posiblemente la ciudad que tiene una política de vivienda más terrible, donde la gentrificación es lo peor y la gente joven no puede acceder en modo alguno a la vivienda. A mí me encanta buscar viviendas y reformarlas y me suscribí a idealista. Esto me ha permitido leer muy bien el mercado de vivienda de Madrid. La gente joven, que no es tonta, se ha ido hacia una periferia como Carabanchel, la Pradera de San Isidro, incluso Casa de Campo y poco a poco lo han colonizado. Uno de mis hijos paga 200 euros y el otro paga 400 al mes por la hipoteca, muchísimo menos de lo que estaban pagando por alquilar en un piso compartido. Esas casas son de la época de Franco, con techos bajitos y eso, pero con reforma fácil. En esa época había unos arquitectos increíbles y todas tienen ventilación cruzada, muchísima luz, no porque las ventanas fueran grandes, sino porque hay muchas. En algunas han implementado ascensor, en otras no. Bueno, tienen su aquí y su allá, pero están en lugares donde la zona verde está al lado. En un caso, Madrid Río, en otro el parque de Caramuel, en otro la Pradera de San Isidro. Saber buscar estas oportunidades y que Madrid se convierta en una ciudad policéntrica y que el centro no echa solamente a los viejos y a los jóvenes, sino que existe la posibilidad de colonizar esa periferia.

¿Qué soluciones se le ocurren al problema de acceso a la vivienda en España?
En Barcelona y bueno, en general en toda Euskadi, pero más en Guipúzcoa, hay opciones como los cohousing, los reales, no los cohousing como negocio. O por ejemplo ahora en Usurbil hay alojamientos intergeneracionales para gente menor de 35 años y mayores de 60. Esto en Madrid no pasa por ahora. Hemos nacido en una generación que era obligatorio tener una vivienda, te hipotecabas, la comprabas, la vivienda tenía un valor de cambio y no un valor de uso. En estas soluciones que te comento, la vivienda vuelve a adquirir el valor de uso en un caso en una situación extrema, en otro porque eres demasiado joven o demasiado mayor…. En unos años, si todo va bien, podremos hablar de que no será obligatorio comprar y de que la gente tiene acceso a la vivienda con unas cantidades de 200 y 300 euros.
¿Es Madrid una ciudad amigable para vivir?
Madrid es una ciudad compleja. Por una parte la ciudadanía es increíble, precisamente porque no somos nada chovinistas, no decimos Madrid para los madrileños, es una ciudad en la que nadie es de Madrid. Muchos barrios son acogedores: por ejemplo en el caso de mi hijo en la Pradera de San Isidro, él es el único español en todo el bloque, de hecho su mujer es venezolana. Pero es curioso porque al mismo tiempo Madrid no es una ciudad amigable con las personas, no les facilita el acceso a la vivienda ni al trabajo. La gente sigue viniendo a Madrid porque en el fondo ve como una energía positiva entre los ciudadanos y ciudadanas madrileñas, pero no porque haya una política especial… Conozco de cerca las políticas de vivienda catalanas, las de Euskadi, algunas que había Extremadura y en otros sitios, y son mucho más amables que la de Madrid. Pero bueno, les ganamos en simpatía.

He leído en su perfil de Twitter que el Monopoly necesita ser actualizado…
Me pidieron en la Ser que hablara con Juan José Millás del Monopoly, yo creo que porque saben que odio jugar. El Monopoly es terrible, porque es el juego del capitalismo absoluto. Te incita a querer comprar, poseer, construir hoteles. Debería estar prohibidísimo, creo que podría tener otros objetivos un poco más interesantes. Y justamente hablábamos de eso en ese programa de radio porque vi que en Cuba hay un Monopoly, que obviamente no se trata de ganar dinero sino que en el fondo es el Estado el que controla el monopolio. Me pareció muy divertido que dependiendo del país en el que esté, el Monopoly se adecúa.
Volviendo a esta casa, ¿cuál es el espacio que más le gusta?
Ha variado mucho. Cuando vine tenía tres hijos, una perra. Luego me quedé embarazada. Es decir, cuatro hijos y yo trabajaba. Entonces hice de la cocina el lugar privilegiado. Está en medio, acristalada. Se ve este espacio, se ve el jardín, se ve la piscinita, para mí es un espacio de control donde trabajaba con el ordenador o con los apuntes y estaba controlando. De alguna manera ha creado una inercia y muchas veces, con alumnas y alumnos que han venido, nos hemos reunido en la cocina, hemos grabado programas en la cocina... Mis hijos se han ido, solo queda uno, y este espacio en el que estamos ahora lo ha ido colonizando mi pareja. Vengo aquí cuando tengo que recuperar libros y yo me he ido subiendo y reconozco que soy ahora muy de mi dormitorio, mi cuarto. Estoy en una habitación que es mía, que también tiene muchos libros, dos ordenadores, dos pantallas y ahí trabajo, me conecto...

¿Tiene algún objeto fetiche?
Uhmmm. No tengo objetos fetiches. Tengo muchos recuerdos por todas partes, además de los libros, miles de cosas que han hecho los niños. Está todo lleno de objetos. No me quedaría con ninguno, puedo prescindir de todo. Quizá el que más cariño le tenga son las cenizas de mi perro Arvak, me gusta tenerlo ahí.

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