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Antes de nada, empecemos por el principio: en el ámbito científico se llama tercer espacio al espacio intercelular, ese que se encuentra entre las células. La calidad y composición de ese tercer espacio nos puede dar muchos datos de la salud de nuestro cuerpo entre otras cosas.

Este interesante término, ha trascendido hace ya tiempo a nuestro ámbito inmobiliario y de ciudad, y también nos da índices de la “salud” de nuestras ciudades. El crecimiento imparable y cada vez más acelerado de las ciudades hace que el foco en su correcto modelo de crecimiento sea más importante que nunca.

Una ciudad es imposible entenderla sin reflexionar sobre la intensidad de las relaciones que es capaz de generar. En el camino imparable también hacia el individualismo de nuestra sociedad, hemos ido perdiendo el concepto de comunidad, por lo que ahora es un valor en auge, y recuperar o crear comunidades -y los espacios que las albergan- es clave.

En inmobiliario, el tercer espacio corresponde a aquel que no siendo ni público ni privado, forma parte de nuestra vida urbana y nos hace sentir como en casa. Aplica una nueva dimensión: el confort mental y sentido de pertenencia. Son espacios donde pasan cosas y generen interacción social, por lo que te hacen sentir parte de algo -tu ciudad-.

Analicemos los que conocemos. Los hay creados por los vecinos (High Line de Nueva York), creados por empresas (gran éxito de las cafeterías Starbucks fue ese, que consiguen hacerte sentir como en casa) o creados por la administración pública (Matadero en Madrid se define como espacio de co-creación urbana), los hay efímeros (festivales de música, ferias gastronómicas, conciertos, …en espacios públicos).

Y también, podemos ver empresas que están creando modelos de negocio basados en este tercer espacio o espacio colectivo con gran éxito, como The Collective la cual está liderando el mundo del coliving con por ejemplo un edificio en Londres con más de 500 personas viviendo y frases como “ la solución perfecta para no sentirte solo a tu llegada a la ciudad”.

Los investigadores dicen que en los pueblos donde los habitantes salen, pasean, se encuentran, cuidan su huerto y conversan con sus vecinos son más felices y viven más. ¿No queremos todos ser longevos y buscamos la felicidad? Yo sí quiero. Está demostrado que los índices de longevidad son mayores en los lugares en los que se producen más encuentros sociales, eso nos lleva a una  única conclusión: se trata de convertir nuestras ciudades en nuestros antiguos pueblos. Gran reto para el inmobiliario por el tamaño y complejidad de nuestras ciudades ¿Sabremos hacerlo?

Carmen Panadero es presidenta de WIRES, miembro del Consejo de administración de Primafrio S.L., comite ejecutivo de Urban Land Institute (ULI) España, y profesora de masters inmobiliarios en el IE y la UPM.

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